Hoy a la tarde, como tantas tardes más, me
dirigía a Junín de los Andes, lugar donde reside temporalmente Puchito (El
Motorhome) en un taller donde siguen trabajando leeeeeeento, muy pero muy
leeeeeeento hasta que lo dejen un poquitito más preparado para el viaje. A los
pocos kilómetros de haberme subido a la ruta me encontré con una pareja de
Franceses haciendo dedo (autostop) al costado de la misma. Me detuve, los
levante y juntos emprendimos los casi los 50 km que separan a
San Martín de los Andes de Junín de los Andes. Entre cuento y
cuento pudimos intercambiar y compartir muchos pensamientos sobre la vida, los
viajes, las obligaciones, las cosas esenciales y las que simplemente no tienen
mayor explicación y se nos presentan en nuestra vida diaria casi como si fueran
el aire mismo cuando en verdad no son más que una excelente campaña de
marketing y todo lo que conlleva esto. Hablamos de como todas estas cosas van
haciendo que uno pierda su libertad o al menos se restrinja día a día. Entre
tantas charlas y cuentos más.
Fue un viaje corto ya que el mismo no nos
demoró más de 25 minutos pero fue muy reconfortante seguir compartiendo con
personas con otras culturas con diferente lengua pero con un mismo prisma o al
menos similar forma para ver o entender esto que llamamos vida o lo que buscamos
o pretendemos de ella.
Todo muy lindo hasta que entramos en Junín
y mientras les sugería dejarlos en una estación de servicio a fin de que tengan
más oportunidades para que los lleven hasta Zapala, (lugar donde se propusieron
llegar en el día de hoy) tuve la amarga sorpresa de encontrarme con Puchito
pero sin sus luces de giro traseras derecha y sin el paragolpes de atrás, ya
que mi querido amigo y mecánico Horacio no le tomo bien el largo del Motorhome
y doblo antes de que termine de pasar todo el colectivo dejando estos suvenires
en la pared del galpón del taller a donde lo estaba intentando entrar. TODO UN
CHOFER!!!!
Dejando de lado ese pequeño episodio de
las luces y el paragolpes y obviando que mi viaje hasta allí lo realice a fin
de suplicarle implorarle pedirle y rogarle que por favor se apure con esas
reparaciones ya que debo seguir con tantas otras más las que les iré contando y
acompañando con imágenes más adelante. Como bien decía entonces, dejando de
lado ese "pequeño y casi insignificante episodio" fue un
verdadero placer compartir ese corto viajecito con estos dos grandes viajeros y
soñadores como Laurene y Víctor, les deseamos lo mejor en su proyecto hasta
Salta y esperamos que sigan sumando muchas más anécdotas.
Mucha Luz para todos.